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in Boletín de Filología
José Luis Ramírez Luengo Léxico histórico del español de Centroamérica
Aunque resulta evidente que múltiples variedades del español americana han sido ampliamente estudiadas en años recientes, también salta a la vista la poca atención recibida por los dialectos de ciertas regiones geográficas específicas. Entre estas zonas resalta la variedad del español de Centroamérica, la cual, si bien se ha tomado más en cuenta en años recientes, aún constituye un notorio vacío sobre el conocimiento de la diacronía del Nuevo Mundo, de donde se desprende la necesidad de realizar más estudios para solventar esta cuestión. Es debido a esta carencia de estudios sobre esta región que resulta una verdadera fortuna para los interesados en la lingüística histórica hispánica la publicación del Léxico histórico del español de Centroamérica. Honduras (1650-1819) (LHECA), pues constituye una de las mayores aportaciones actuales en los estudios de dialectología histórica centroamericana y uno de los estudios más completos sobre la diacronía del dialecto hondureño a nivel léxico.
El LHECA es un glosario realizado por medio de la extracción, clasificación y definición del vocabulario que aparece en un corpus compuesto por unos treinta documentos pertenecientes a diversas zonas de la actual República de Honduras y datado en la época final del dominio colonial español (1650-1819). Así, el objetivo de esta obra es ofrecer un léxico documentado del español hondureño tardocolonial, esto es, busca proporcionar una muestra del léxico que, más allá de su carácter general o restringido, se emplea en la región en estos momentos, con el propósito de brindar una visión realista del sistema léxico de este contexto específico.
Esta obra se conforma por dos partes: un primer apartado general donde se habla de los antecedentes, objetivos, metodología y una serie de conclusiones altamente interesantes que se desprenden de una primera revisión del glosario (pp. 7-30) y un segundo apartado, el glosario en sí mismo (pp. 31-296), que supone el aporte nuclear del trabajo y está conformado por un total de 1840 entradas y 2172 acepciones. La conformación de este glosario responde, por tanto, a un objetivo fundamental: ofrecer a los estudiosos una visión integral del vocabulario hondureño de la época considerada, donde Ramírez Luengo aclara que integral no se debe equiparar a total, sino más bien debe entenderse como una muestra completa del léxico de esta variedad, sin los sesgos presentes en otras obras que se abocan a describir únicamente voces específicas. En este sentido, el LHECA constituye un parteaguas metodológico en los estudios del español americano, pues busca estudiar el conjunto total del vocabulario más allá de su extensión o generalidad para conocerlo del modo más completo posible y así encontraron equilibrio entre la unidad y la diversidad que definen a la lengua española.
El primer apartado comienza con una detallada introducción que describe los estudios realizados sobre el español centroamericano a nivel léxico (pp. 9-12); así, el autor da cuenta de lo que se ha hecho en esta área, que en general se ha estudiado de forma parcial y escasa debido a una pequeña base textual y a una concentración en épocas muy determinadas, con la notable excepción de Costa Rica, país que cuenta con un primer diccionario histórico (Quesada Pacheco 1995). Una vez establecidos los antecedentes, el autor se da a la tarea de describir la obra lexicográfica y los objetivos de la misma (pp. 13-16), indicando que su propósito principal es llenar los vacíos existentes sobre la historia léxica centroamericana, por medio de la extracción y la presentación a manera de glosario del vocabulario que aparece en diversas fuentes documentales de los territorios que componen el istmo. Respecto a las coordenadas seleccionadas, Ramírez Luengo indica que ha elegido el siglo XVIII pues en ese momento se puede suponer que se ha generado ya un dialecto propiamente hondureño con un carácter léxico propio y diferenciador; en cuanto a lo diatópico el LHECA responde a la urgente necesidad de añadir nuevos datos respecto al español de Centroamérica, pues como ya se ha mencionado previamente, es una de las zonas más escasamente estudiadas en la dialectología histórica hispánica.
Tras la descripción y el establecimiento del objetivo fundamental de la obra, el autor hace explícitas las decisiones metodológicas tomadas a la hora de construir el glosario. Este apartado resulta particularmente interesante, pues en otras obras de corte similar no siempre es claro cuáles son los criterios usados para configurar sus repertorios, situación que no se atestigua en la obra de Ramírez Luengo, dado el investigador explicita los criterios utilizados para incluir o excluir ciertas voces, así como para decidir la forma en la que están organizadas y el grado de información adecuado para cada voz. De este modo, el autor indica que la metodología para la construcción del LHECA gira en torno a tres puntos fundamentales (pp. 16-22): en primer lugar, se encuentra la cuestión de la selección de las voces, donde el autor indica que se ha integrado todo el vocabulario presente en el corpus a excepción de la onomástica, más propia de una obra enciclopédica, y elementos como conjunciones, preposiciones o artículos (ya que son palabras que pertenecen más al campo de la sintaxis histórica que al léxico propiamente dicho), para así presentar aquellas categorías de mayor trascendencia en el campo de la lexicología, es decir, sustantivos, adjetivos, adverbios, verbos, pronombres e interjecciones, al igual que locuciones, colocaciones y expresiones con suficiente independencia como para contar con entrada apropia en el diccionario.
Además, Ramírez Luengo describe la lematización de todos los vocablos registrados, estableciendo lemas y sublemas con ayuda del corpus de diccionarios de base que se han seleccionado como guía 1 , organización que supone un riguroso proceso de lectura y revisión de todos los ejemplos presentes en el corpus para establecer el glosario definitivo compuesto, como ya se había mencionado, de un total de 1840 voces y 2171 acepciones. En este sentido, Ramírez Luengo ha tomado la acertada decisión de establecer una entrada propia para los siguientes elementos, a pesar de su ausencia en el DLE (2014): 1) todos los verbos flexivos presentes como tales en el corpus, independientemente de que aparezca también en la documentación la forma no reflexiva (ir-irse) y de que su significado sea o no coincidente con la de esta; 2) todos los participios, que se interpretan como adjetivos por más que su caracterización resulte dudosa o discutible; 3) todas las locuciones y expresiones que aparecen con entrada propia en los diccionarios considerados, especialmente el DLE (a una vez, sea lo que sea, es visto) y, por último, en el caso de vocablos que cuentan con formas muy diferentes en el masculino y femenino (el-ella, don-doña) se ha habilitado una entrada propia para este último.
El tercer aspecto descrito DENTRO de la metodología es el concerniente a la información que aparece en cada uno de los artículos lexicográficos, donde Ramírez Luengo proporciona al lector cuatro tipos de informaciones diferentes: la etimología del término, la categoría gramatical, su definición y una ocurrencia, tomada del corpus (Ramírez Luengo 2017) y debidamente identificado, que sirve para ejemplificarlo. Para la definición, el autor ha seleccionado una nómina de diccionarios como corpus de consulta, con el DLE como base fundamental y otros como el Diccionario de americanismos (RAE-ASALE 2010) o el Diccionario histórico del español de Costa Rica de Quesada Pacheco (1995). Así, siguiendo todos los criterios anteriores cada vocablo del glosario presenta la siguiente organización interna, en palabras del mismo Ramírez Luengo (p. 22):
En primer lugar aparece el lema en negrita, seguido de la etimología en cursiva entre paréntesis sin la indicación de la fuente de donde se ha tomado para a continuación numerar las diversas acepciones de la palabra siguiendo el orden que presentan en este repositorio y aportar tanto su categoría morfológica como la definición seleccionada, cuya fuente se indica entre paréntesis de acuerdo con una sigla identificados de cada diccionario, tras toda esta información se descubre, con la grafía original de los documentos y el término relevante en negrita, el segmento textual que ejemplifica la acepción considerada, así como entre paréntesis los datos necesarios para localizarlo en Ramírez Luengo (2017): lugar de redacción, fecha completa y número del documento según aparece en el trabajo inmediatamente mencionado.
En el penúltimo apartado de la primera parte de la obra, el autor también describe con precisión el corpus de trabajo, pues es un elemento fundamental de este al ser la base para la conformación del glosario. A grandes rasgos la descripción del corpus es la siguiente (pp. 23-24): se conforma por 33 textos hondureños que aparecen transcritos filológicamente de acuerdo con los criterios CHARTA en Ramírez Luengo (2017: 33-241); en todos los casos se trata de documentación conservada actualmente en el Archivo General de la Nación (AGN; Ciudad de México, México), y más, específicamente, proviene de los fondos pertenecientes al Santo Oficio de la Inquisición. En total, los documentos arrojan un total de 21,724 palabras, lo que se puede considerar un corpus cuantitativamente relevante y suficiente para la
construcción inicial del LHECA. Desde el punto de vista diatópico y diacrónico, el corpus se centra en el siglo XVIII, pero también contiene documentos del siglo XVII y parte del siglo XIX, y sus textos provienen de poblaciones que se distribuyen por áreas muy diversas de Honduras y que representan las distintas zonas dialectales del país, en concreto Choluteca, Comayagua, Curaren, Ojojona, Olanchito, Olancho, Olancho el Viejo, Omoa, Tegucigalpa, Trujillo y Yoro.
Para finalizar, Ramírez Luengo propone una serie de conclusiones que se pueden obtener a partir de un primer estudio preliminar de los datos proporcionados por el glosario. Entre estas cuestiones, destaca la escasa presencia de indigenismos, un total de diez de las 1840 entradas (un porcentaje del 0,54% de todas las voces de la obra), así como los cambios semánticos que han experimentado ya en estos momentos determinados vocablos hispánicos que a día de hoy se pueden considerar americanismos semánticos (Company 2010: XVII). Y las preferencias léxicas que con el paso del tiempo se van a convertir en americanismos de frecuencia (Company 2010: XVII): como ejemplo de los primeros están los casos de hacienda “finca agrícola” o prieto “color muy oscuro; persona muy morena”, y en cuanto a los segundos, Ramírez Luengo indica que quizá enojo, botar y demorar constituyan ejemplos evidentes.
En conclusión, el LHECA prueba ser ya desde sus inicios una obra lexicográfica de notable importancia, pues no solo proporciona a los investigadores una fuente de datos de alto interés sobre el español de Centroamérica, y más en concreto sobre Honduras, sino que además constituye también un modelo a seguir en la creación de futuros trabajos de carácter lexicográfico. De este modo, y retomando la idea inicial de esta reseña, es posible afirmar que esta obra se erige ya como un referente fundamental para todo aquel interesado no solo en la dialectología centroamericana, sino en general en la historia léxica de América.
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Author
Santiago Flores Sigg
Universidad Autónoma de Querétaro, México, México