December 2017 in Revista de psicología (Santiago)
La comunicación entre padres e hijos: su influencia sobre el disfrute y el flow adolescente
Resumen:
El objetivo de este trabajo fue estudiar la influencia de la comunicación con los padres sobre las actividades de disfrute y las experiencias óptimas (flow) en adolescentes. Participaron 159 adolescentes de ambos sexos (37,7% varones; edad M = 14,7; DE = 1,7) de tres escuelas públicas de Buenos Aires, Argentina. Se realizaron correlaciones de Pearson, regresiones lineales simples y múltiples, y regresiones logísticas. Los resultados mostraron que una comunicación positiva (más abierta y con menos problemas) con ambos padres predice el disfrute y el tiempo dedicado a actividades estructuradas, como el deporte o las actividades artísticas. Solo problemas menores en la comunicación con el padre predicen un mayor tiempo dedicado a las actividades sociales. Estos resultados se discuten en función de la importancia de la comunicación con ambos padres para el disfrute y la experiencia óptima de flow en las actividades que realizan los adolescentes.
Introducción
Durante la adolescencia, la familia sigue siendo el contexto socializador más importante, aun cuando en esta etapa las interacciones sociales se incrementan en cantidad y complejidad (Leibovich & Schmidt, 2010; Muñoz Silva, 2005).
En las últimas décadas, la representación cultural de la adolescencia ha virado desde una etapa caracterizada por problemas, a una visión que se centra en los aspectos positivos del desarrollo, presentándola como un período de evolución durante el cual el individuo se enfrenta a un amplio rango de demandas y oportunidades de crecimiento y disfrute (Barber, Abbott, Blomfield, & Eccles, 2009; Larson, 2000; Musitu, Buelga, Lila, & Cava, 2004; Oliva, 2015). Desde esta representación de la adolescencia, surge el interés por el estudio de las emociones y experiencias positivas, entre las que se destaca el disfrute en las actividades que realizan los adolescentes.
El término disfrute, enjoyment, ha sido utilizado para indicar una disposición positiva general hacia el gusto por una actividad o contenido. Posee componentes afectivos, cognitivos y comportamentales que operan a un nivel evaluativo y experiencial de la persona (Nabi & Krcmar, 2004).
En los últimos años ha surgido con fuerza el estudio de un estado mental que las personas pueden alcanzar a través de actividades de disfrute: el flow (fluir). Se define como el “estado óptimo de conciencia en el que la persona se siente cognitivamente eficiente, profundamente involucrada, altamente motivada y la experiencia en sí posee un gran nivel de disfrute” (Asakawa, 2004, pp. 124). Una actividad que permite esta experiencia extraordinaria es tan agradable que las personas desean realizarla por el disfrute que proporciona en sí misma, y no por lo que podrían obtener de ella, aunque la actividad sea difícil o peligrosa (Csikszentmihalyi, 1990).
Este estado de experiencia óptima puede presentarse en una variedad de actividades como el deporte (e.g., Liu, Ji, & Watson, 2015; Swann, Piggott, Crust, Keegan, & Hemmings, 2015), la música (e.g., Araújo & Hein, 2016; Sinnamon, Moran, & O’Connell, 2012), actividades escolares (Csikszentmihalyi & Shernoff, 2009; Schweinle, Turner, & Meyer, 2008), y actividades de tiempo libre (e.g., Hernández-Mendo, Morales-Sánchez, & Triguero Florido, 2013), entre muchas otras. En nuestro contexto, se ha encontrado que las actividades que más propician el flow en niños y adolescentes son las actividades estructuradas como el deporte, el estudio, los juegos con reglas o el aprendizaje de algún instrumento musical (Mesurado, 2009). Asimismo, diversos trabajos con diferentes poblaciones han mostrado que son las actividades estructuradas aquellas en las que se da esta experiencia en mayor medida (Delle Fave, Massimini, & Bassi, 2011; Rufi, Javaloy, Batista-Foguet, Solanas, & Páez, 2014).
La familia no solo puede actuar como factor de riesgo o protector de conductas disruptivas, sino como un entorno facilitador del disfrute y el flow en la adolescencia. Csikszentmihalyi, Rathunde y Whalen (1993) se refirieron a las complex families (familias complejas) para caracterizar los contextos familiares que promueven experiencias óptimas a través de dos dimensiones: el apoyo y el desafío. El primero refiere a la consistencia y armonía que brindan los padres a sus hijos2 y el desafío es “la estimulación, disciplina o entrenamiento que los padres y otros miembros de la familia dan directamente al adolescente para fomentar la autonomía” (Rathunde, Carroll, & Huang, 2000, pp. 115).
Ambas características de la familia se han asociado a mayor experiencia óptima en las interacciones familiares, en las tareas en el hogar y en actividades escolares (Hektner, 2001; Rathunde, 2001; Rathunde et al., 2000). A su vez, los padres (o quienes cumplen este rol) ocupan un lugar central en la posibilidad de que los adolescentes se involucren en actividades de disfrute como el deporte y actividades artísticas o creativas. En este sentido, los padres son las principales fuentes que brindan incentivo para el involucramiento inicial en estas actividades y, a su vez, brindan el apoyo emocional e instrumental que permite llevarlas a cabo (Raimundi & Molina, 2015).
Distintos estudios han mostrado que las características del contexto familiar (i.e., apoyo y desafío) se asocian a las experiencias óptimas en los adolescentes en sus actividades escolares y en el hogar y no encuentran relación con las actividades sociales (estar con amigos, ir a una fiesta, participar en juegos) o de ocio pasivo, como escuchar música o mirar televisión (Csikszentmihalyi et al., 1993; Hektner, 2001; Rathunde, 1996, 2001; Rathunde et al., 2000).
Una característica ampliamente estudiada y considerada una de las principales dimensiones para caracterizar y comprender el funcionamiento familiar es la comunicación entre padres e hijos (Gorall, Tiesel, & Olson, 2004; Olson, Russell, & Sprenkle, 1989). La importancia que tiene la comunicación con los padres para un desarrollo saludable en esta etapa ha sido ampliamente documentada. Una comunicación familiar funcional permite el desarrollo de un autoconcepto positivo en el joven (Estévez, Murgui, Moreno, & Musitu, 2007). Asimismo, los adolescentes que experimentan interacciones positivas con sus padres presentan mayores habilidades sociales y se muestran más seguros de sí mismos (Baumrind, 1991), se caracterizan por un mayor involucramiento y desempeño escolar (Spera, 2006), mayor libertad, competencia y bienestar en actividades de aprendizaje (Steca, Bassi, Caprara, & Delle Fave, 2011), menor abuso de alcohol y tabaco (Schmidt, Messoulam, Molina, & Abal, 2006), elevado autoconcepto académico y una actitud positiva hacia la escuela (Molina, Messoulam, & Schmidt, 2006), así como mayor autoestima, autoeficacia, estabilidad emocional y ajuste psicológico general (Schmidt, Maglio, Messoulam, Molina, & Gonzalez, 2010).
Existen estudios que muestran que los padres pueden favorecer la realización de actividades de disfrute y, por lo tanto, la experiencia del flow (e.g., Csikszentmihalyi et al., 1993; Rathunde et al., 2000). Asimismo, la comunicación es un aspecto importante del funcionamiento familiar (Leibovich & Schmidt, 2010; Olson et al., 1989). Los estudios muestran que una comunicación positiva (abierta, con ausencia de problemas y una baja restricción en el contenido de lo que se comparte) se vincula con una variedad de logros en los adolescentes (e.g., Estévez et al., 2007; Schmidt et al., 2010). La revisión bibliográfica realizada en las principales bases de datos de nuestra disciplina (e.g., PsycINFO, Scopus, Springer) permite concluir que hasta el momento no hay antecedentes que muestren qué aspectos de la comunicación con los padres influyen en las actividades de disfrute y en el flow de los adolescentes. Por ello, el objetivo de este trabajo es estudiar la influencia de la comunicación con los padres sobre las actividades de disfrute y la experiencia óptima (flow) en adolescentes.
El presente estudio
Este estudio tiene como objetivo principal explorar la relación entre la comunicación con los padres y tres aspectos de una experiencia positiva: el disfrute en dos tipos de actividades (estructuradas vs. desestructuradas), el tiempo dedicado a la actividad que más se disfruta y el flow que se experimenta en dicha actividad. Se utiliza esta clasificación con el objetivo de comparar tipos de actividades que se han asociado a la experiencia de flow (Mesurado, 2009). Se considera que las actividades facilitadoras del flow son aquellas que están regidas por reglas que requieren de un aprendizaje de habilidades, establecen metas, producen retroalimentación y hacen posible el control, promoviendo la concentración y la implicación en la tarea (Csikszentmihalyi, 1990).
En una actividad estructurada los participantes o bien los miembros de un grupo tienen una idea muy clara de lo que se espera que hagan, ya que incluye reglas y la aplicación de un procedimiento, establece objetivos claros y posibilita el desarrollo de destrezas específicas. En cambio, en una actividad desestructurada la tarea es espontánea, no requiere de reglas fijas, ni implica per se el desarrollo de habilidades específicas, como por ejemplo, ver televisión, escuchar música o salir con amigos (Mesurado, 2009). En el presente trabajo, se tomaron las actividades deportivas y artísticas como actividades estructuradas, y el “estar con amigos” como actividad social desestructurada, debido a la importancia que tienen en esta etapa vital (Facio, Resett, Mistrorigo, & Micocci, 2006; Schmidt, Molina, Raimundi, & Gonzalez, 2013). Para conocer la relación entre la comunicación con los padres y las experiencias positivas se indagará si la comunicación con los padres predice la cantidad de actividades que disfrutan los adolescentes, el tiempo que dedican a la actividad que más disfrutan y el flow que experimentan en ella.
Aunque no hay estudios específicos acerca de la influencia de la comunicación padres-hijos sobre el flow y el disfrute adolescente, se plantean hipótesis en función de los antecedentes hallados sobre comunicación y su relación con indicadores de desarrollo positivo. Es por esto que, en el presente estudio, se espera que los adolescentes que perciben una comunicación positiva con sus padres disfruten de más actividades (hipótesis 1), dediquen un mayor tiempo a las actividades que disfrutan (hipótesis 2) y experimenten más flow en la actividad (hipótesis 3). Se espera encontrar relaciones más sólidas entre la comunicación positiva, el disfrute y el flow en las actividades estructuradas que en las actividades desestructuradas (sociales) realizadas por los adolescentes (hipótesis 4).
Método
Participantes
Adolescentes (n = 159) de ambos sexos (37,7% varones; 62,3% mujeres) de tres escuelas públicas del Área Metropolitana Bonaerense (Amba)3 con edades comprendidas entre los 12 y 19 años (M = 14,73; DE = 1,70). En general, los adolescentes viven en familias biparentales (53,5%), aunque algunos tienen familias monoparentales (22%), extendida (8,8%) o compuesta (8,8%). Solo un 6,9% tiene otro tipo de conformación familiar. La media de personas cohabitando en la unidad doméstica es de 4,36 (DE = 1,79). En su mayoría, el nivel de instrucción de las madres es de secundario completo a universitario completo (68,1%), así como también el de los padres (59,7%). En cuanto a situación laboral, el 68,4% de las madres y el 87,1% de los padres tienen un empleo estable. En la tabla 1 se presentan los datos sociodemográficos de los adolescentes en función de los dos grupos estudiados: adolescentes que realizan actividades estructuradas (deportivas y artísticas) y que realizan actividades no estructuradas (sociales).
Como puede observarse, los grupos no presentan diferencias en función de la edad (t [157] = -,54; p = ,591), pero sí en el sexo de los adolescentes. Más específicamente, en el grupo que disfruta más de actividades desestructuradas hay una mayor proporción de mujeres que de varones, mientras que en el otro grupo ambos sexos se presentan en proporciones similares (x 2 [1, 152] = 4,93; p < ,05).
En cuanto a las variables familiares, los grupos no difieren en la composición familiar (x 2 [4, 159] = 0,60; p = ,963), en el nivel de instrucción de la madre (x 2 [2, 154] = 4,63; p = ,099) ni en el tipo de empleo del padre (x 2 [1, 147] = 0,09; p = ,760). Sin embargo, se observan diferencias en el tipo de empleo de la madre (x 2 [1, 152] = 7,07; p < ,05) y en el nivel de instrucción del padre (x 2 [2, 153] = 11,75; p < ,05). Es decir, en el grupo que disfruta más de actividades artísticas y deportivas hay una mayor proporción de madres con un empleo estable mientras que en el otro grupo, la proporción de madres que tienen un empleo estable y las que no lo tienen está equiparada. En cuanto al nivel de instrucción del padre, en el grupo de actividades desestructuradas es mayor la proporción de padres con un nivel educativo inferior al de secundario completo, mientras que en el otro grupo es mayor la proporción de padres con un nivel de instrucción terciario o universitario completo o en curso.
Instrumentos
Cuestionario sociodemográfico . Diseñado específicamente para este estudio. Evalúa las características sociodemográficas de los participantes. El participante debe completar: sexo, edad, cantidad y quiénes son las personas con las que convive, nivel de estudios y situación laboral de su madre y padre.
Escala de Experiencias Óptimas (flow) para Adolescentes. FSS-2 por sus siglas en inglés, the Flow State Scale (Jackson & Eklund, 2002; adaptación de Leibovich & Schmidt, 2015). Evalúa la experiencia óptima (flow) del adolescente, solicitándole que consigne la actividad que más disfruta y contestando en función de ella. Al tratarse de la versión “estado” de la escala, el participante debe responder en función la “última vez que realizó esa actividad”. Posee 28 ítems con tres opciones de respuesta (de en desacuerdo a de acuerdo). Los ítems son del tipo “Sabía que mi capacidad me permitía hacer frente al desafío que esa actividad me proponía” y “Sentí que la experiencia era muy valiosa y alentadora”. El alfa de Cronbach de la versión local para la escala total es de ,88.
Inventario de Actividades de Disfrute (IA, Leibovich, 2011). Evalúa actividades que realiza el adolescente. Se presenta una lista de 20 actividades (e.g., tareas del colegio, compartir con amigos, escuchar música) y se le pide consigne cuál/es disfruta y el tiempo al día que dedica a cada una (entre 0 y 1 hora o entre 2 y 4 horas).
Inventario de Comunicación Adolescentes-Padre (Schmidt et al., 2010). Está compuesto por 42 ítems con cinco opciones de respuesta (desde totalmente en desacuerdo a totalmente de acuerdo). Evalúa la comunicación del adolescente con ambos padres por separado (versión hijo/a-madre y versión hijo/a-padre). Se incluyen ítems sobre comunicación abierta, que implica poder dialogar y sentirse satisfecho con la forma en que se dialoga, sentirse comprendido y la expresión de afecto (e.g., Mi padre/madre trata de entender mi punto de vista). La Subescala de Problemas en la Comunicación evalúa un patrón de interacción caracterizado por la presencia de fuertes enfrentamientos, insultos y agresiones (e.g., Muchas veces mi padre/madre me hace sentir que digo cosas inútiles y sin sentido); y la Restricción en la Comunicación evalúa el grado en que el adolescente evita dialogar con los padres y siente que no puede contarle las cosas que le pasan (e.g., Hay temas que no hablo con mi padre/madre porque no los entendería). La versión local de la escala mostró indicadores adecuados de validez y confiabilidad (Schmidt et al., 2010). En la muestra de este estudio la escala presentó coeficientes adecuados de consistencia interna para las seis subescalas (para la versión hijo/a-madre, comunicación positiva = ,84; problemas en la comunicación = ,84; restricción en la comunicación = ,83; y para la versión hijo/a-padre, comunicación positiva = ,87; problemas en la comunicación = ,88; restricción en la comunicación = ,85).
Procedimiento
El tipo de muestreo fue no probabilístico, por conveniencia. Se contactó con las autoridades de las tres escuelas públicas que participaron, se les explicaron los objetivos de la investigación, y se obtuvo su permiso para la realización del estudio. Las escalas fueron administradas de forma grupal por evaluadores entrenados. El tiempo necesario para responder a la batería fue de aproximadamente 30 minutos.
Con respecto a las escalas de los padres, se buscó conocer la percepción por parte de los adolescentes de su relación con ambos (fueran o no padres biológicos). En el caso de que no tuvieran ningún tipo de vínculo (e.g., ha fallecido o no lo conocen), se les aclaraba que no debían contestarlas. Los adolescentes participaron en forma voluntaria y anónima, con consentimiento informado escrito por parte de los padres.
Análisis de datos
Se utilizaron correlaciones (r de Pearson) para estudiar la asociación entre las distintas variables: la comunicación con los padres, la cantidad de actividades que disfrutan los adolescentes y el flow. Dado que el tiempo dedicado a tales actividades fue evaluado con una variable dicotómica, no se realizaron análisis de correlación.
Se realizaron análisis de regresión lineal simple y múltiple por el método estándar para estudiar el efecto de la comunicación con los padres sobre la cantidad de actividades de disfrute que realizan los adolescentes y sobre el flow que experimentan en ellas. Como la variable tiempo dedicado a las actividades de disfrute era dicotómica (hasta una hora por día o entre dos y cuatro horas por día) se utilizó regresión logística para estudiar el efecto de la comunicación con los padres sobre dicha variable.
Para las correlaciones, el tamaño del efecto fue estudiado con el coeficiente r de Pearson, siguiendo los criterios de Cohen (1992). Para cada uno de los modelos de regresión lineal, se calculó el tamaño del efecto con el estadístico f² de Cohen (1992). En el caso de los modelos de regresión logística, el tamaño del efecto fue estudiado con el R 2 de Nagelkerke.
Se indagó específicamente si las relaciones estudiadas diferían en función del tipo de actividad preferido o que más disfrutan los adolescentes. Para ello, los grupos de adolescentes se dividieron en dos: aquellos que consignaron disfrutar principalmente de actividades desestructuradas (sociales) y los que consignaron disfrutar principalmente de actividades estructuradas (artísticas y deportivas). Todos los análisis fueron realizados por separado para cada uno de los grupos.
Resultados
Correlaciones entre la comunicación con los padres y las actividades de disfrute y el flow
En la tabla 2 se presentan los resultados de las correlaciones entre comunicación con los padres y cantidad de actividades que disfrutan los adolescentes. En el grupo de adolescentes que disfrutan principalmente de actividades artísticas y deportivas, se encontró que cuanto mayor es la comunicación abierta con la madre más actividades disfrutan los adolescentes. Inversamente, cuanto mayor es el nivel de problemas y de restricción en la comunicación con ella, menor es la cantidad de actividades que disfrutan. Sobre la comunicación con el padre, la comunicación abierta se asoció de manera positiva y los problemas en la comunicación de manera negativa y marginal con la cantidad de actividades que disfrutan.
En el grupo de adolescentes que disfrutan principalmente de actividades sociales no se encontraron relaciones significativas entre la comunicación con los padres y la cantidad de actividades que disfrutan los adolescentes. En ninguno de los grupos de adolescentes se encontraron correlaciones significativas entre la comunicación con los padres y el nivel de flow experimentado por ellos.
Poder predictivo modelos de regresión lineal de la comunicación con los padres que predicen la cantidad de actividades de disfrute
En la tabla 3 se presentan los resultados de los análisis de regresión lineal que resultaron ser significativos en el grupo de adolescentes que disfrutan principalmente de actividades artísticas y deportivas. Los resultados muestran que las variables de la comunicación con la madre que mejor predicen la cantidad de actividades que disfrutan los adolescentes son la comunicación abierta y los problemas en la comunicación. El porcentaje de varianza explicado por el modelo es del 21% y el tamaño del efecto es mediano.
En el caso de la comunicación con el padre, únicamente la comunicación abierta predijo positivamente la cantidad de actividades. El porcentaje de varianza explicado es del 7% y el tamaño del efecto es bajo. En el grupo de adolescentes que prefieren las actividades sociales, ninguna de las variables de la comunicación con los padres predijo de manera significativa la cantidad de actividades que disfrutan.
Modelos de regresión logística de la comunicación con los padres que predicen el tiempo dedicado a actividades de disfrute
En la tabla 4 se presentan los resultados de las regresiones logísticas que mostraron tener un buen ajuste. En el grupo de adolescentes que disfrutan en mayor medida de actividades artísticas y deportivas, la comunicación abierta con la madre es la que mejor predice el tiempo dedicado a dichas actividades. La capacidad predictiva global del modelo fue buena. Al analizar la capacidad para predecir la probabilidad de que los adolescentes dediquen menos de una hora diaria a la actividad o entre dos y cuatro horas, se observa que la comunicación abierta con la madre tiene una mejor capacidad predictiva cuando los adolescentes dedican un mayor tiempo a la actividad. El R 2 de Nagelkerke tiende a ser bajo. En cuanto a la dirección en la relación, los adolescentes que perciben un alto nivel de comunicación abierta con su madre tienen una mayor probabilidad de dedicar un mayor tiempo diario a la actividad que más disfrutan.
En el grupo de adolescentes que disfrutan más de actividades sociales, son los problemas en la comunicación con el padre los que mejor predicen el tiempo dedicado a dicha actividad. Cuanto menor es el nivel de estos problemas, mayor es el tiempo dedicado por los adolescentes a actividades sociales. La capacidad predictiva global del modelo fue buena. Sin embargo, el modelo tiene una mejor capacidad predictiva solo cuando los adolescentes dedican un mayor tiempo a la actividad. El R 2 de Nagelgerke tiende a ser bajo.
Modelos de regresión lineal de la comunicación con los padres que predicen el flow
La comunicación con los padres no tuvo poder predictivo sobre el flow en ningún grupo.
Discusión
En la literatura de los últimos años, los enfoques del riesgo en la adolescencia han sido complementados por perspectivas de ocio y tiempo libre, las cuales incluyen actividades que los adolescentes realizan en general sin poner el foco exclusivamente en aquellas que implican un riesgo. Ha sido el enfoque de la psicología positiva (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000) el que ha puesto el acento en la búsqueda de aquellas actividades que promueven el bienestar, el desarrollo de fortalezas personales y posibilitan la vivencia de experiencias positivas. Específicamente, el disfrute y la experiencia óptima (flow) han sido dos de las experiencias positivas que más se han estudiado.
La importancia del estudio del disfrute, así como de los factores que lo facilitan, es innegable en esta etapa del ciclo vital. El disfrute se asocia a la continuidad en la realización de una actividad saludable, por ejemplo, el deporte (Atkins, Johnson, Force, & Petrie, 2013; Wiersma, 2009), a la asunción de desafíos en actividades intrínsecamente motivadas (Abuhamdeh & Csikszentmihalyi, 2012), y es uno de los componentes principales de la experiencia de flow (Csikszentmihalyi, 1990; Jackson, 1996).
Un entorno familiar que brinda apoyo y desafío promueve la habilidad de los adolescentes para involucrarse y disfrutar de sus actividades así como también la disposición a plantearse metas importantes para su futuro (Rathunde et al., 2000). Sin embargo, la comunicación que el adolescente percibe que tiene con los padres no se ha indagado con relación al disfrute y el flow.
La literatura muestra que el flow es más probable en actividades estructuradas que en las no estructuradas (Csikszentmihalyi & Csikszentmihalyi, 1988; Mesurado, 2009; Rufi et al., 2014). Por ello, en el presente estudio se han analizado por separado dos tipos de actividades según el adolescente consignara disfrutar más de actividades desestructuradas (sociales) o de actividades estructuradas (deporte o actividades artísticas).
Los análisis realizados permiten concluir que la comunicación con ambos padres está relacionada tanto con la cantidad (hipótesis 1) como con el tiempo (hipótesis 2) dedicado a actividades de disfrute, pero en distinta medida y sentido según el tipo de actividad elegida por el adolescente (hipótesis 4).
Los resultados para adolescentes cuya principal fuente de disfrute son las actividades artísticas y deportivas indican que: cuanto mejor es la comunicación con la madre y con el padre más cantidad de actividades disfrutan; cuanto más problemas hay en la comunicación con la madre, disfrutan de menos cantidad de actividades; el tiempo dedicado a actividades artísticas y deportivas es mayor cuando la comunicación con la madre es abierta. En cambio, para los adolescentes cuya principal fuente de disfrute son las actividades sociales, se observa que solo una de las variables predice un aspecto del disfrute. Específicamente, se encontró que menores problemas de comunicación con el padre predicen un mayor tiempo dedicado a tales actividades por parte del adolescente.
En síntesis, cuando se trata de actividades estructuradas, una buena comunicación con ambos padres parece importante para lograr el disfrute. En cambio, solo la relación con el padre, y solo cuando hay problemas en la comunicación con él, predice un menor tiempo dedicado a las actividades sociales.
Los estudios muestran que las actividades estructuradas, como el deporte y las actividades artísticas (e.g., teatro, danza, canto, ejecución de un instrumento) requieren de la participación de los padres, en conductas de apoyo instrumental y emocional para que los adolescentes puedan llevarlas a cabo y disfrutarlas (Anderson, Funk, Elliott, & Smith, 2003). Por lo tanto, se podría pensar que los adolescentes que perciben una comunicación positiva con los padres (más abierta y menos problemática), tienen mayores posibilidades de encontrar esas actividades y disfrutarlas más, ya que tienen mayor oportunidad de expresar a sus padres sus gustos, preferencias y necesidades, tanto materiales como afectivas.
Por otro lado, con respecto a las actividades sociales (e.g., pasar tiempo con amigos), una explicación posible del resultado obtenido podría ser que los adolescentes que tienen mayores problemas en la comunicación con el padre tienen menores posibilidades de negociar las salidas y los encuentros con sus amigos. Otra explicación posible es que los adolescentes que tienen menores problemas de comunicación con el padre hayan tenido mayores oportunidades de aprender pautas comunicacionales positivas y por ello disfruten más y tengan mayor oportunidad de pasar tiempo con sus amigos.
Este estudio pretendía también indagar las relaciones entre las variables comunicacionales y el flow, como experiencia óptima extraordinaria de disfrute y concentración (hipótesis 3).
El término de experiencia óptima se refiere a la positividad generalizada de las capacidades cognitivas, emocionales y motivacionales reportados en esta condición (Delle Fave et al., 2011) por lo que implica un estado subjetivo complejo. Los resultados indican que el flow no se asoció a ninguna de las variables de comunicación. Sin embargo, estudios previos muestran que sí se asocia a la cantidad de actividades que realizan los adolescentes que disfrutan principalmente de las actividades artísticas y deportivas (Schmidt et al., 2013). De este modo puede pensarse que la familia podría facilitar la experiencia de flow en los adolescentes, a través de la promoción de la realización de actividades que ellos disfrutan.
La familia, específicamente los padres, pueden no afectar el flow, pero sí las oportunidades de experimentar disfrute en una variedad de actividades. Los padres son las figuras principales que proponen actividades para que los adolescentes realicen, como deportes o actividades artísticas (Raimundi, Molina, & Bugallo, 2015). Diversos estudios muestran que el aliento o incentivo brindado por los padres es uno de los principales predictores de implicación de los adolescentes en actividades extracurriculares (Anderson et al., 2003) y en actividades físicas (Mitchell et al., 2012), así como en indicadores de desarrollo positivo como competencia y autoestima (Atkins et al., 2013).
En estudios previos se observó que la comunicación abierta con ambos padres, se asocia de manera positiva con el incentivo que estos brindan a sus hijos adolescentes para que se involucren en actividades que pueden constituir un desafío (uno de los principales componentes del flow) y el apoyo que permite llevarlas a cabo (Raimundi & Molina, 2015).
Pareciera ser, entonces, que el flow constituye una experiencia personal del adolescente, no relacionada de manera directa con el vínculo con los padres. La comunicación con los padres mostró incidir en la cantidad de actividades que disfrutan los adolescentes, pero no en el flow. La cantidad de actividades sí se vincula con flow, aunque esta relación es débil. En cierta forma, podría pensarse que la comunicación con los padres está implicada en la oportunidad que tienen los adolescentes de acceder a una variedad de actividades de disfrute y que esto aumenta sus oportunidades de experimentar flow en estas actividades. Asimismo, se ha mostrado que el flow es un estado que no se da con demasiada frecuencia, por ejemplo, en estudios con deportistas, debido a la complejidad que tiene esta experiencia (Swann et al., 2015).
Siendo que la comunicación con los padres no predice el flow experimentado por los adolescentes, surge el interrogante sobre cuáles son las variables implicadas en la posibilidad de experimentarlo. ¿Existen factores moderadores que hagan que para algunos adolescentes la comunicación con los padres sea importante para lograr flow mientras que para otros no lo es? En estudios futuros se indagarán los facilitadores del entorno que en interacción con variables disposicionales, promueven el flow en actividades de disfrute específicas.
Los resultados mostraron que la percepción de la comunicación con el padre y con la madre tiene un efecto diferente en los adolescentes. La comunicación con la madre, tanto en sus dimensiones positivas como negativas, fue la que tuvo un mayor poder predictivo sobre las actividades de disfrute de los adolescentes. Diversos trabajos coinciden en que aun hoy las madres pasan más tiempo con sus hijos que los padres y tienen mayores responsabilidades vinculadas con la crianza (e.g., Cabrera, Fagan, & Schadler, 2012). Es posible que por esta razón sus conductas tengan un mayor impacto en los hijos que las de los padres. Aun así, sigue siendo importante considerar la influencia tanto de las madres como de los padres en el funcionamiento de los hijos, ya que es probable que tengan una influencia diferente dependiendo de qué aspecto del desarrollo se considere (Fagan, Day, Lamb, & Cabrera, 2014).
Limitaciones y direcciones futuras
Este trabajo fue llevado a cabo con adolescentes de escuelas de Buenos Aires y muestra características propias de este contexto. Los próximos pasos consistirán en ampliar las muestras para estudiar su funcionamiento con otros grupos de nuestro y otros contextos. Debido a que se trató de un estudio transversal, no es posible establecer relaciones de causa-efecto entre las variables. Es posible hipotetizar el sentido de la relación debido a los antecedentes en la literatura sobre familia y desarrollo infanto-juvenil (ver Leivobich & Schmidt, 2009 para una revisión). Sin embargo, los resultados hallados, solo permiten identificar relaciones sin determinar su dirección.
Por otra parte, tal como se muestra en el análisis realizado a las variables sociodemográficas, los grupos no son homogéneos. Por un lado, el grupo que prefiere de las actividades desestructuradas (sociales) presenta una mayor proporción de mujeres que el otro grupo. Esto es coherente con la importancia que adquiere la dimensión social para las mujeres en nuestro contexto. De acuerdo con un enfoque de la psicología de la personalidad, las mujeres argentinas son más amistosas y sociables que los hombres (Leibovich & Schmidt, 2009).
Es importante tener en cuenta que en estudios previos realizados en nuestro contexto, se ha concluido que la comunicación tiene un efecto diferente en ellos y ellas. Por ejemplo, en un estudio llevado a cabo con adolescentes escolarizados se encontró que la comunicación familiar abierta funcionaba como factor protector del abuso de alcohol mientras que los problemas de comunicación constituían un factor de riesgo de abuso de alcohol en mujeres. Tales variables no afectaban el consumo de alcohol en varones (Schmidt et al., 2006). En otro estudio, se encontró que las relaciones familiares tienen mayor influencia en el autoconcepto académico de las mujeres que de los varones (Schmidt, Messoulam, & Molina, 2008). Esto muestra que las mujeres son más permeables a la influencia del contexto familiar. Teniendo en cuenta que la mayoría de mujeres se presenta en el grupo que prefiere las actividades sociales, y que en este grupo es donde la comunicación familiar no tuvo poder predictivo sobre la cantidad de actividades que disfrutan los adolescentes, podemos seguir sosteniendo que sería la actividad la que cumple una función de moderación en dicha relación y no el sexo del adolescente. Sin embargo, debido al tamaño de la muestra un interrogante permanece sin respuesta: ¿cuál es el rol del sexo en las relaciones halladas? Este poder predictivo de la comunicación sobre el disfrute ¿se da igual en varones y mujeres? Para ello se deberá ampliar la muestra tanto de mujeres como de varones.
Por otro lado, se encontraron diferencias entre los grupos en el nivel de instrucción del padre y el tipo de empleo de la madre. En el grupo que disfrutan principalmente de actividades artísticas y deportivas hay una mayor proporción de padres con un nivel de estudio más alto y de madres con empleo estable que en el grupo que prefiere de actividades sociales. Es posible que estas características de los padres incidan en las actividades que prefieren los adolescentes, pero ¿afecta la cantidad de actividades que realizan? Más específicamente, el nivel educativo y tipo de empleo de los padres ¿afectan la relación entre la comunicación padres e hijos y la cantidad de actividades que disfrutan los adolescentes? Diversos estudios muestran que la cantidad de actividades extracurriculares en las que participan los adolescentes está asociada al nivel socioeconómico familiar (e.g., Anderson et al., 2003; Hashemi, Hojjati, Nikravan, & Feizabadi, 2013; Veselska, Madarasova Geckova, Reijneveld, & Van Dijk, 2011). Esta característica podría explicar la diferencia observada en la presente muestra, ya que los que acceden a la realización de actividades artísticas o deportivas en nuestro contexto también son aquellos adolescentes que pertenecen a familias con algunos indicadores de mayor nivel socioeconómico. Futuros trabajos deberán aumentar el número de casos para estudiar el efecto moderador de estas variables en dicha relación.
En la literatura dedicada al estudio de las experiencias óptimas (flow), las actividades escolares y las tareas del hogar, así como también otras actividades extracurriculares, como los deportes y las actividades artísticas, han tenido un lugar fundamental (Delle Fave et al., 2011). En este estudio, solo se tomaron aquellas actividades que los adolescentes consignaron disfrutar, siendo las deportivas y artísticas y el pasar tiempo con amigos, como actividad desestructurada, las más relevantes para estos adolescentes, consistentemente con otros trabajos de nuestro medio sociocultural (e.g., Facio et al., 2006; Schmidt et al., 2013). En futuras investigaciones se estudiará el disfrute y el flow con relación a actividades más específicas, pues la categoría actividades artísticas y deportivas engloba a una gran cantidad de actividades que pueden tener características muy distintas (individual versus colectiva, recreativa o de élite), y el contexto de ejecución puede ser muy variado (por ejemplo, en la escuela o fuera de ella). Además, actualmente las actividades sociales incorporan el uso de las redes sociales a través de las nuevas tecnologías, por lo que se deberá estudiar en mayor detalle las características actuales de las actividades sociales.
Como conclusión, este estudio contribuye al conocimiento de la influencia de las variables familiares sobre el disfrute en las actividades que realizan los adolescentes. Comprender aquellas variables del contexto que influyen en las experiencias positivas de los adolescentes contribuye a la posibilidad de generar contextos positivos para su desarrollo.
Resumen:
Introducción
El presente estudio
Método
Participantes
Instrumentos
Procedimiento
Análisis de datos
Resultados
Correlaciones entre la comunicación con los padres y las actividades de disfrute y el flow
Poder predictivo modelos de regresión lineal de la comunicación con los padres que predicen la cantidad de actividades de disfrute
Modelos de regresión logística de la comunicación con los padres que predicen el tiempo dedicado a actividades de disfrute
Modelos de regresión lineal de la comunicación con los padres que predicen el flow
Discusión
Limitaciones y direcciones futuras