Muchos piensan que del progresismo no queda, hoy, más que un sueño nostálgico. Se dice que, al menos en lo que se refiere al plano económico, no hay alternativas reales. En la praxis somos todos neoliberales. Y, en cuanto a la equidad –valor clásico del progresismo–, nuestra incapacidad en avanzar significativamente en este plano en 14 años hace dudar si es que el progresismo tiene algo real que proponer al respecto, y si este objetivo no es sino un ideal romántico, carente de contenido real. Por eso muchos concluyen que no hay ideas progresistas relevantes para el mundo de hoy; el progresismo actual no sería más que unas cuantas notas al pie de la página al ideario neoliberal.
Rechazo esta tesis. Por el contrario, sostengo que el progresismo padece no de una falta de ideas y de propuestas alternativas, si no que ha flaqueado su voluntad y capacidad de llevarlas a cabo. 14 años en el poder, con responsabilidad por el día a día, ha hecho que sus líderes se preocupen de lo inmediatamente factible, normalmente reformas marginales, y se despreocupen de las reformas estructurales hacia las cuales apunta su ideario. Sostengo, pues que sobran ideas, falta liderazgo….
Ramos, J. (2004). El modelo de desarrollo. ¿Tiene algo que decir el ideario progresista?. Revista Némesis, (4), 201–207. Recuperado a partir de https://ultimadecada.uchile.cl/index.php/RN/article/view/66750
